Aplicación | La experiencia del visitante

Dario Maccheroni
Zumtobel Lighting
En esta nota: cómo la iluminación puede convertirse en una herramienta para realzar la experiencia del visitante en los edificios culturales, respecto de factores conservacionales y visuales, y a la vez enfrentar los nuevos desafíos que plantean el cambiante comportamiento humano y las modernas aproximaciones arquitecturales.

Los museos y edificios culturales se construyen para compartir el conocimiento y la cultura con el público general. Tales instituciones reúnen y muestran piezas de arte y presentaciones que habilitan una experiencia auténtica para el visitante. La percepción de los objetos expuestos es una parte fundamental de esta experiencia, ya que las interacciones entre lo que se exhibe y su alrededor conforman la percepción del observador. La iluminación arquitectural y la enfocada juegan un papel importante a la hora de revelar los verdaderos significados de estos objetos y espacios. Además, los museos y edificios culturales también se construyen para preservar bienes y recursos preciados para el futuro de la humanidad. Gran cantidad de normas regulan la conservación de obras de arte, lo que significa que la luz (considerada como una radiación, que puede provocar cambios irreversibles, ya sea por el calor radiante o por actividad fotoquímica) debe manipularse de la forma más sensible posible para garantizar la seguridad y la adecuada apreciación de las piezas.
Justamente por las razones mencionadas arriba, es evidente que estos edificios juegan un rol social en la vida de la ciudad. Representan un punto focal en el escenario cultural urbano, un punto de encuentro para la sociedad y muy a menudo, un punto destacado en el paisaje urbano.

“Los diferentes tipos de puesta en escena disponibles en la actualidad ilustran la gran cantidad de opciones para acentuar y contextualizar: la luz se convierte tanto en curadora como en escenógrafa”. [1]

Las exhibiciones y eventos temporales también demuestran esta tendencia creciente. Estas ofertas culturales conforman la vida social de una ciudad y realzan el atractivo de un museo o de un espacio de presentaciones.
La estructura y diagrama de tales edificios se construyen naturalmente alrededor de los visitantes y obras de arte que experimentan. Como resultado, la luz debe adaptar sus cualidades para reflejar dichos parámetros y satisfacer las necesidades del usuario.

Maneras posibles de iluminar una pintura: luz suave y homogénea a puntual focalizada.
a- Bañador de pared;
b- bañador de pared y spotlights (con diferentes ángulos de apertura del haz);
c- Spotlights (con diferentes ángulos de apertura del haz);
d- bañador de pared y encuadre

¿Por qué la gente va a los museos?

Aunque el primer objetivo de estos edificios es mostrar y preservar obras de arte, debemos preguntarnos ahora una cuestión clave: ¿por qué la gente va a los museos? Estos lugares en general tienen una larga historia, habiendo comenzado como colecciones privadas antes de que se abrieran al público, hacia fines del siglo XVIII. Hoy en día, existen miles de museos con una arquitectura específica y formas particulares de exhibir arte. Esta evolución demuestra cómo el lenguaje arquitectural de estos lugares ha cambiado, junto con el tipo de comportamiento que muestra el visitante. La gente normalmente va a los museos para enriquecerse con la información que estos lugares le presentan.
Los individuos quieren incrementar su conocimiento estudiando las exhibiciones y aprendiendo acerca de los artistas, la historia y todo lo que el museo pueda contener.
En tanto que actualmente estamos atravesando un periodo de cambio social y tecnológico, existen también otras razones además de las mencionadas más arriba. A menudo hay un aspecto emocional, incorporando sentimientos como el amor. La gente quiere impresionar a sus amados delante de una obra de arte mostrándosela y compartiendo sus conocimientos acerca de ella.
Ser parte de la comunidad es otra de las razones, con una tendencia a compartir arte junto con otros, ya sea personalmente o a través de una red social. De hecho, el estatus asociado con ser miembro de determinada asociación puede hacer que la persona se sienta integrada dentro de una comunidad cultural.
Y también está el clima. Mientras llueve, está frío o demasiado caluroso en el exterior, la temperatura dentro de un museo en general está controlada, haciendo de él un lugar agradable para refrescar ambos: la mente y el cuerpo.
Junto a motivos culturales sólidos para visitar un museo, iglesia o centro de exhibición, parece justo concluir que la gente ahora reconoce este tipo de lugares como puntos de encuentro en los cuales (o fuera de los cuales) le gusta pasar un tiempo. Este aspecto ha conducido a un cambio en las expectativas. Por ejemplo, el resultado de una encuesta reciente mostró que el 47 por ciento de los visitantes del museo Tate Modern (Londres, Inglaterra) se acerca allí por razones sociales. En su comentario acerca del nuevo edificio del Tate Modern, el diario inglés The Telegraph asentó: “[...] se enfocará en crear espacios para que los visitantes se encuentren y dialoguen, luego de que el 47 por ciento de los encuestados afirmó que le gustaría que la galería contenga ‘espacio para encuentros’”.[3]

Diagrama del concepto de iluminación desarrollado para el workshop “Imersive Art” en el museo Kunsthistorisches, en Viena. Se puede ver claramente la combinación de las dos temperaturas de color dirigidas a áreas específicas de la pintura

“[...] ¿Cuánto tiempo de detiene un visitante típico ante una obra de arte? Cerca de 28 segundos, de acuerdo a un estudio académico reciente. Este promedio se ha mantenido estable durante los últimos quince años, aunque el comportamiento de los visitantes ha cambiado. Hoy, muchos no van solamente a contemplar; también buscan tomarse selfies” . [2]

Luego existen museos como el Guggenheim (Bilbao, España) o el MAXXI (Roma, Italia), y muchos otros, en donde arquitectos-estrella han optado por una aproximación escultural a la hora de diseñar los edificios, modificando el carácter del vecindario o de toda la ciudad, e incluso en ocasiones estableciendo a la arquitectura como la principal razón de la gente para visitarlos.
Un edificio cultural contemporáneo se ha convertido en un objeto propicio para que le den forma los arquitectos, quienes a veces asumen el rol de un escultor y crean su propia pieza artística para contener otras obras de arte, y como resultado, una construcción que para algunos es más atractiva que su contenido. Visitar estos lugares desde un punto de vista arquitectural, tanto desde fuera como desde dentro, y descubrir cómo interactúa a diario como los espacios públicos exteriores se ha convertido en una experiencia fascinante. Esa es la razón por la cual crece el impacto social y visual de estos edificios sobre la vida urbana, de día y de noche.

La experiencia del visitante

Dado que los visitantes quieren sentirse enriquecidos tras su visita a un edificio cultural, es posible imaginar un recorrido que comience en el exterior y conduzca hasta la obra de arte. Cada paso deberá contemplar las necesidades específicas y comportamiento del individuo.

Percepción del edificio

La primera impresión de un edificio cultural en general se hace desde fuera. En tanto que los museos se comprenden como paisaje arquitectural y social dentro de un entorno urbano, es fundamentalmente importante la manera en la que se forma esta percepción inicial. La luz ya comienza a jugar un rol clave fuera del edificio, enviando un mensaje a los visitantes acerca de lo que hay dentro, haciendo foco en detalles arquitectónicos o incrementando la impresión de exhibiciones visibles desde el exterior.

Percepción de la arquitectura

La arquitectura interior también puede ser una razón importante para la visita. Detalles arquitectónicos nuevos y antiguos pueden hacer resurgir emociones significativas, de modo que un sistema de iluminación flexible permite que los diseñadores realcen la percepción dirigiendo la atención hacia los objetos iluminados. La iluminación arquitectónica a medida puede ayudar al visitante a moverse en el espacio y apreciar el arte con una gran calidad visual, balanceando el contraste de luminancia entre superficies diferentes y refinando los colores para mantener la autenticidad material y estructural.

“El método Monza se basa en un nuevo concepto que apunta al sistema neural del observador, y le permite que su imaginación comprenda la forma en la que fue concebida la obra y se comunica el mensaje”. [4]
Conectividad

Las tecnologías innovadoras de hoy en día nos permiten hacer diseños no solo para iluminar, sino también para dirigir la atención de la gente. Un sistema puede asistir a los individuos mientras navegan por un espacio: puede transmitir información a sus dispositivos personales y ayudarlos a crear una experiencia de visita personalizada. En promedio, de la colección de arte completa de un museo, solo el cinco por ciento (5%) se muestra al público. Una “conexión digital” entre los archivos del museo y el visitante puede ayudar a compartir más conocimiento y obras de arte ‘desconocidas’ a través de dispositivos multimedia.

“Los milagros de San Francisco Javier, modello“, Peter Paul Rubens, 1616/17. Kunsthistorisches Museum, Viena. Photografía Moritz Gieselmann©. Esta secuencia de pinturas muestra cómo la luz puede cambiar la interpretación subjetiva de una pintura al diversificar y combinar diferentes espectros lumínicos. a. Iluminación general actual; b. un spotlight (haz de 34°, 3.000 K) focalizado abajo a la izquierda; c. un spotlight (haz de 20°, 4.000 K) focalizado arriba a la derecha; d. combinación de b y c; e. la situación d más filtro azul de 4000 K en el spotlight. Concepto desarrollado por Nelson Jiang y Dario Maccheroni.

Percepción de la obra de arte

En un mundo globalizado, pararse delante de la “cosa real” es una experiencia rara y única. Ahí está el porqué la luz juega un rol fundamental para experimentar el arte, ya que permite que el visitante sienta e interprete el mensaje que envió el creador o la creadora original a través de su obra y a la vez que se respete la historia de lo exhibido y el entorno en el cual se presenta. La calidad visual elevada, control del brillo, reproducción de color y contraste de luminancia respecto del entorno son todas formas de asegurar un microclima lumínico apropiado para cada pieza artística, tomando en cuenta su historia específica, sensibilidad e interpretación.
La visita llega a su final cuando la gente, inspirada y enriquecida por el arte que acaba de experimentar, sale del edificio con un conocimiento fresco en su mochila cultural.

Neurociencias aplicadas al arte y la cultura

En los últimos años, tras lograr un mayor entendimiento acerca de la tecnología led, la industria de la iluminación comenzó a pensar en nuevas formas de iluminar obras de arte. Los accionistas del museo pueden trabajar con fuentes lumínicas más sensibles y adaptables que combinan la miniaturización del sistema con un control flexible y dinámico del flujo luminoso.
Al mismo tiempo, como se subrayó antes, tanto el comportamiento de los individuos como el tipo de visita a un museo están cambiando.
Si bien el foco aún debería estar en asegurar una aproximación sensible para iluminar lo exhibido, también necesitamos pensar más en las expectativas y vistas del visitante.
Nuevos pensamiento han inspirado nuevas ideas acerca de cómo atraer la atención sobre una obra de arte, cómo ayudar a que una exhibición convoque a un grupo determinado y cómo focalizar en un tema específico. Los diseñadores de iluminación Francesco Iannone y Serena Tellini (de Consuline, en Milán, Italia) ya llevaron a cabo varios experimentos que implican la aplicación de descubrimientos de las neurociencias al diseño de iluminación para obras de arte. Desarrollaron el así llamado “Método Monza”. Este concepto se basa en la relación entre los colores y el sistema perceptual humano, combina fuentes lumínicas con curvas de distribución espectral diferentes y así enfatiza la percepción de ciertos pigmentos (basado también en las pinturas y materiales utilizados por los artistas). Esta aproximación al diseño puede mejorar la percepción total y la interpretación de una exhibición.
Un cambio lento de temperatura de color también puede representar una forma de crear múltiples fases de percepción frente a una pintura: ayuda a variar la atención a colores o figuras diferentes y contar muchas historias. Este método facilita un “relato a través de la iluminación”.

Esquema 1: Medición de la Resistencia del conductor de protección con voltímetro y amperímetro

“[...] Lo que los museos deben hacer ahora es ser mucho más inteligentes para ayudar a la gente a comprender las obras de arte. [...] reducir las barreras y facilitarle a la gente el acceso a los museos. […] La gente debe conectarse con el arte, conectarse entre sí y cuando salga del museo, debería sentirse enriquecida”. [6]

Para demostrar esta teoría se montó un experimento (ver figuras). Tuvo lugar durante el workshop “Immersive Art”, en el museo de arte e historia de Viena, Kunsthistorisches Museum. [5]
Es resultado de este experimento fue que los visitantes quedaron impresionados por la obra de arte y por lo tanto se quedaron más tiempo delante de ella. Desde una perspectiva técnica, también podemos decir que un sistema de luz blanca graduable es una herramienta efectiva para este tipo de aproximación lumínica. La miniaturización de las luminarias actuales también es crucial, dado que permite que los diseñadores dirigir la luz solo a una pintura, proveer una cierta calidad de luz definida a una parte específica de la pintura.

Luz activa en museos

El objetivo de la iluminación para arte y cultura es permitir que los visitantes perciban el arte y la cultura de la mejor forma posible, ayudar a la gente a que se sienta enriquecida luego de una visita cultural. La luz activa en los museos hace foco en el confort visual y la percepción de los materiales, y al mismo tiempo toma en cuenta todos los aspectos visuales y conservacionales. Esto crea una experiencia única, que enfatiza la apreciación de arte y arquitectura, y también subraya la importancia de un sistema lumínico dinámico y preciso. La domótica actual permite también mejorar la forma en que pueden controlarse de manera remota las luminarias o grupos de luminarias. Esto permite que las exhibiciones sean administradas de una forma más simple y eficiente, además de sustentar la conservación de las piezas individuales a través de una red de sensores. Además, la posibilidad de reducir el flujo luminoso a un nivel del 1% libre de efecto flicker es vital para materiales sensibles que deben ser apreciados con niveles de iluminación muy bajos.
La miniaturización de las luminarias y su capacidad de adaptarse a una gran variedad de situaciones arquitectónicas ayuda a los diseñadores a integrar el sistema de iluminación de manera efectiva y discreta en la arquitectura.
Finalmente, el estado del arte de las soluciones luminotécnicas y la alta calidad de las fuentes de luz significan que los museos pueden preservar las obras de arte con seguridad y revelar con exactitud su mensaje artístico original, tanto para esta generación como para las futuras.

Referencias

[1] Max Hollein (curador) acerca del rol de la luz en los museos, en “Light for Art and Culture”, Zumtobel.
[2] Tom Rachman, “Nice Museum. Where’s the Art?”, The Newyorker, 13 Mayo 2016.
[3] Hannah Furness, “Tate Modern to become social space as it unveils £260m revamp”, Daily Telegraph, 22 Septiembre, 2015.
[4] Francesco Iannone, Serena Tellini, “The Monza Method: Light and three-dimensionality in the Galleria dei Carracci in the Palazzo Farnese in Rome/I”, PLD Magazine, n°100, p. 28-33.
[5] “Immersive Art” workshop, 20-22 Junio de 2017, Kunst¬historisches Museum, Viena, organizado por VIA Events
[6] Florian Pollack, “The museum of the future – the museum of the world“, charla en TEDx Linz, 17 Octubre 2015.

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