La relación de la humanidad con el agua es estrecha. Nos provoca placer verla caer en una cascada, danzar en una fuente o quedarse quieta en un lago o laguna. Reflexionar frente a la inmensidad del océano es una de las imágenes más instaladas en nuestra memoria, y disfrutamos de hacer deporte o caminar por su orilla.
Las fuentes, así como las cascadas o los espejos de agua, llaman la atención de las personas. Tal es así, que muchos destinos turísticos consisten en visitar alguno de estos paisajes naturales alrededor del mundo, por ejemplo, el Lago Como, en Italia o, más cerca nuestro, las Cataratas del Iguazú.
Quizá es el placer visual que generan lo que llevó a la humanidad a recrearlas de forma artificial, y hoy en día las encontramos no solo en exteriores, también en interiores: un casino, un restaurante o un hotel pueden exhibir una cascada de agua; y desde hace ya muchísimo tiempo que las plazas de las ciudades o pueblos se visten con fuentes. Los hogares no están exentos tampoco: los jardines suman este tipo de construcciones, y además, existen adornos con agua, pequeñas cascadas o fuentes que se pueden colocar en un estante.

El agua es un elemento vital, ¡y también ornamental! La ciudad de Roma es un ejemplo de la combinación y aprovechamiento de esos dos aspectos: a cada vuelta de la esquina hay una fuente con valor artístico destacado y con agua potable al alcance de cualquier transeúnte. La más famosa —y grande— es la Fontana di Trevi.
Y si de ornamentación se habla, por qué no de iluminación. La luz se puede utilizar para destacar detalles a los que se quiere que el espectador preste atención, también para que hermosos espectáculos se puedan disfrutar durante la noche. De día, una fuente de aguas danzantes es llamativa, de noche, con luz y color se transforma en otro escenario digno de contemplar. Grandes instalaciones artísticas que dan rienda libre a la imaginación conjugan luz, agua y color.

En el sector industrial de la iluminación, un gran rubro en crecimiento es aquel destinado a la fabricación de luminarias y distintos tipos de sistemas que puedan funcionar bajo el agua. En Argentina, y para toda la región, un fabricante de renombre es Beltram Iluminación SRL, que cuenta con una vasta experiencia en el tema. Su catálogo incluye una enorme diversidad de equipos para iluminar fuentes, piscinas, cascadas, espejos de agua, etc. Materiales resistentes al agua, conexiones eléctricas seguras, calidad y diversidad de colores son solo algunas de las características con las que esta marca lidia diariamente. Sus últimos lanzamientos de producto al mercado fueron, justamente, dos equipos para instalar en fuentes, cascadas y espejos de agua: Cascada 50 y Cascada 100.

Cascada 50 y Cascada 100 son los equipos más novedosos que presenta el catálogo de Beltram Iluminación. Entre una gran variedad de dispositivos subacuáticos, estos dos se destacan por estar construidos con acero inoxidable de calidad AISI 304, con acabado pulido, y por estar especialmente diseñados para la iluminación en fuentes, cascadas o espejos de agua. Dadas sus características constructivas, no se recomienda su utilización en piscinas o cualquier espacio acuático en donde alguien nadando pueda chocar —y eventualmente golpearse y lastimarse— con ellas.

La posibilidad de sumergir estos equipos está garantizada por el grado de protección IPX 8 clase III que le otorga la hermeticidad con la que están diseñados: cierre con tornillos de acero inoxidable de cabeza redonda de 1/4 por 3/4, guarnición de silicona en forma de ‘U’ con triple filete de expansión y cristal extratemplado de 5 mm de espesor, resistente a cambios bruscos de temperatura y golpes.
Respecto de la conexión eléctrica, las luminarias se alimentan con una tensión de 12 V, y con una salida de prensacable de bronce de media rosca eléctrica, están conectadas a un transformador remoto mecánico de seguridad con bobinado separado certificado. Tanto Cascada 50 como Cascada 100 están avaladas por la Resolución 169/2018.