Las buenas prácticas en el cuidado de carretes permitirán prevenir accidentes, daños, roturas y garantizar la integridad de los sistemas eléctricos. Ocurre que la mayoría de los daños de los cables se produce durante el almacenamiento o manipulación del carrete que los alberga, y en tanto que se trata de problemas altamente evitables, es imperioso combatir el desconocimiento imperante de las recomendaciones y normativas correspondientes.

Existe un código de práctica para el almacenamiento, manipulación y bobinado de carretes para cables eléctricos. Está orientado a compradores, transportistas e instaladores, a fin evitar dañar el cable durante las disposición y manipulación de la bobina. La norma que lo rige es IRAM 63021:2020.
Los carretes se diseñan con la finalidad prioritaria de transportar cables, pero también tienen como objetivo protegerlos de los daños. Si se daña el carrete, es altamente probable que también se dañe el cable: sin el cuidado respectivo durante el transporte o la descarga, el movimiento de las bobinas puede causar daños por roce o choque entre ellas. Y lo que es peor: es posible que el daño del cable no se perciba hasta el momento en que la cuerda ya esté tendida, y la reparación o reemplazo en este punto puede llegar a ser bastante costosa.
A fin de evitar el choque entre los carretes o cualquier otro impacto fuerte, se recomienda transportarlos en posición vertical, nunca tumbados o acostados sobre un ala. Asimismo, bloquearlos con cuñas y fijarlos con cables de acero en el camión. La descarga debe realizarse mediante un pluma, grúa, o bien un autoelevador.

Rodar manualmente la bobina en sentido contrario al indicado puede ocasionar que se suelten las espiras y se crucen entre sí, provocando problemas durante el debobinado. Justamente para evitar este problema, se recomienda rodar manualmente el carrete en superficies planas, solamente si son pocos metros, y siempre en el sentido de la flecha indicada en la bobina; tomando en consideración seguridad, peso y el estado del piso o suelo.
Las uñas de los autoelevadores pueden perforar la madera y golpear el cable causando roturas. Ejercer presión con eslingas sobre las alas puede causar deformaciones y problemas posteriores a la hora del tendido. Se recomienda colocar las uñas debajo de ambas alas de la bobina antes de iniciar la elevación. A la vez, colocar un eje a través del agujero central y una barra espaciadora en caso de usar grúa.
Otro percance que pueden sufrir las bobinas es mojarse. El porcentaje de humedad del ambiente, ya sea que estén a la intemperie o bajo techo puede causar daños menores o graves a la madera. El contacto con el suelo puede ocasionar que la madera se pudra y sea imposible moverla o utilizarla posteriormente. Al respecto, se recomienda evitar colocarlas sobre tierra y ajustar los tensores antes de usar, sobre todo si han estado mucho tiempo almacenadas.
Almacenar horizontalmente las bobinas, es decir, tumbadas sobre una cara, puede causar, no solo desajustes de espiras, sino también rotura de la bobina por manipulación incorrecta a la hora de volver a posicionar. Se recomienda almacenar en forma vertical, nunca tumbadas sobre una cara, acostadas o apiladas de forma horizontal.

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