Instrumentación | Weisz celebra sus primeros 50 años

 
Entrevista a Weisz,
a cargo de Alejandro Bocchio de Editores
Weisz celebra cincuenta años de historia y por ese motivo, Ingeniería Eléctrica entrevistó a sus directivos, Silvina Weisz, Ricardo Weisz y Marcelo Pellizza, y pudo adentrarse en la historia de una empresa argentina con expansión regional que continúa en la senda del crecimiento y el desarrollo dentro de la instrumentación y control industrial. Vale la pena conocer su historia.
Weisz, la historia de Juan Pedro

Juan Pedro Weisz orientó su formación universitaria a la ingeniería aeronáutica, disciplina que seleccionó debido a que la consideró la más abarcativa de todas las ingenierías, desde la electrónica a la mecánica, hasta la instrumentación y el control. Proveniente de una cuna de inmigrantes europeos muy humilde, luego de cinco años de estudio y con mucho sacrificio, en el año 1961, se recibe de ingeniero aeronáutico de la Universidad Nacional de La Plata. Persiguiendo siempre la excelencia su brillante carrera fue coronada con el premio al mejor egresado, y a partir de allí, con el título bajo el brazo avanzó hacia el futuro que imaginaba.
Su vida laboral comienza como ingeniero de planta para la industria de la celulosa, y su orientación específica siempre fue hacia la instrumentación. Ya con una estabilidad económica, en 1963 contrae matrimonio con Elena, quien fuera su compañera toda la vida, y con quien formó una familia. Su vocación de hacer era innata, y con el respaldo de quien en aquel entonces era su jefe, ante una necesidad puntual de la industria que tenía serias dificultades para abastecerse con instrumentos de precisión, sin oferta local y con plazos demasiado extensos, se lanza a la aventura de comenzar a fabricar termómetros bimetálicos. ¡Ya su jefe le había colocado la primer orden de compra!
El inicio fue en el fondo de la casa de sus suegros, donde vivió los primeros años de matrimonio y donde nacieron sus hijos, Silvina y Ricardo. Desde ese mismo lugar, siguió creciendo Weisz, construyéndose luego, con la adquisición de propiedades linderas, la planta actual.
De izquierda a derecha: Marcelo C Pellizza, Elena S de Weisz, Ricardo Weisz y Silvina G Weisz Junto con su cuñado Esteban, matricero de oficio, diseñó, desarrolló y fabricó el primer termómetro bimetálico modelo 1000. La decisión fue un gran acierto: al día de hoy, la empresa continúa ofreciendo ese termómetro al mercado, se trata de un elemento que no pierde vigencia, ideal para comenzar un proyecto.
Pero montar una empresa no es “soplar y hacer botellas”, implica elegir un producto, diseñarlo y fabricarlo, y también comercializarlo, organizar una estructura de negocio, solicitar inversiones, adquirir maquinaria, y tantas cosas más. Buscó asociarse, sin embargo la primera experiencia fue muy mala, esta sociedad tuvo un rápido crecimiento, pero como el mismo Juan decía con un gran sentido del humor, sus exsocios se “apropiaron afanosamente de todo” y corriendo el año 1975 se quedó sin empresa y sin socios, pero conservó lo más valioso que se puede tener, el conocimiento. Mate de por medio en la cocina, uno de sus colaboradores y futuro socio fiel le pregunta: “¿ Juan, y ahora, qué vas a hacer?”, la respuesta inmediata y sin dudas de Juan Pedro fue “Empezar de nuevo”, a lo que su amigo respondió, “Entonces te sigo”. Comenzaba a escribirse el capítulo dos de la historia de Weisz.
Con una estructura unipersonal, se aseguró de que nunca nadie se la pudiera volver a arrebatar, y así la bautizó con su propio nombre, J. P. Weisz. Mantuvo esta estructura hasta 1986, cuando Weisz se convirtió en sociedad anónima, en la cual, y como agradecimiento al acompañamiento incondicional, Juan Pedro les cedió una participación a sus dos colaboradores, Santiago Bezen y Juan Bittinger.
Paralelamente, Juan Pedro Weisz continuó en forma ininterrumpida su actividad académica y hasta el año 1988 conjugó la vida universitaria con la empresarial. Siempre en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, fue profesor de Mecánica de los Fluidos, luego de Aerodinámica, participó activamente de proyectos de investigación, organizó simposios y congresos vinculados con su actividad académica, se desempeñó también como consejero académico y superior de esta casa de altos estudios, todas tareas que realizó en forma absolutamente desinteresada, con el convencimiento que de algún modo debía devolver a la sociedad todo lo que a él le había dado. El mismo ímpetu lo llevó a ser socio fundador de AADECA (Asociación Argentina de Control Automática), donde durante varios periodos fue presidente o miembro de la comisión directiva, con la firme convicción de que el sector académico debía vincularse fuertemente con el industrial, espíritu que contagiaba todos los ámbitos en los que actuaba.
El destino puso fin a su vida en el año 2006. Para entonces, en Weisz ya trabajaba la segunda generación: sus hijos, Ricardo y Silvina Weisz, junto a Marcelo Pelliza, quienes al frente de la empresa hacía más de una década ya habían protagonizado más de un hito.

Weisz, una empresa con proyectos

Juan Pedro Weisz fue asesor de la Secretaría de Informática y Electrónica de la Nación, y llevaba adelante un programa de transferencia tecnológica entre universidad e industria, de la mano de esta iniciativa, en la década del ‘80 Weisz incorpora un departamento de electrónica y establece un acuerdo de transferencia con el LEICI (Laboratorio de Electrónica Industrial Control e Instrumentación de la Universidad Nacional de La Plata) que da por resultado el desarrollo de un transmisor de temperatura.
Continuando con la innovación en tecnología, también en la década del ‘80, Weisz desarrolla un SCADA (supervisión, control y adquisición de datos) denominado Taurus, el cual marcó un hito en la automatización de procesos industriales. De este modo, Weisz gana rápidamente un gran prestigio no solo como empresa proveedora de instrumentos de medición sino también como proveedora de soluciones de automatización y control. Así nace el departamento de ingeniería de proyectos, el cual no solo integró soluciones de desarrollo propio sino que también incorporó múltiples propuestas en pos de las necesidades del mercado. Esta división en la actualidad conforma el área de Servicios de Weisz Instrumentos.
Laboratorio Otro hito en esta línea de la historia de la empresa fue el desembarco de la segunda generación. En 1989, Silvina Weisz, con el título de Geofísica comienza a trabajar al lado de su padre, y hacia fines del mismo año se incorpora el ingeniero aeronáutico Marcelo Pellizza, para hacerlo dos años después y también como ingeniero aeronáutico, Ricardo Weisz. Como bien hubiera aclarado siempre Juan Pedro, aceptar el acompañamiento era posible pero con la condición excluyente de poseer la formación universitaria adecuada, consigna que actualmente se sigue transmitiendo a la generación venidera.
Impulsada por la segunda generación y bajo su exclusiva responsabilidad comienza la inserción de Weisz en el mercado latinoamericano. Hacia fines de la década de 1990, Weisz atravesaba una de las épocas más críticas del país. Uno de sus trabajos fue un proyecto de telemetría en un yacimiento petrolero en la provincia de Mendoza. La empresa contratante, con operaciones en Venezuela, muy satisfecha con los resultados, encargó a Weisz el mismo trabajo, iniciando de esta manera el lanzamiento internacional de Weisz Instrumentos en Venezuela. Hasta ese momento, Weisz nunca había cruzado las fronteras argentinas pero gracias a la confianza recibida por el cliente y por la determinación de Silvina y Marcelo, la empresa dio el paso en 1999. Un proyecto llamó al otro, y casi sin darse cuenta, la actividad en Venezuela superaba a la argentina, y Weisz se vio obligada a instalar allí una filial y convertirla en el nuevo centro neurálgico de sus actividades.
Son de público conocimiento las dificultades que la nación caribeña fue protagonizando con el correr del nuevo siglo, pero esto no detuvo el crecimiento internacional de Weisz; de hecho, hasta el día de hoy aunque ya sin operaciones, cuenta con una filial en Caracas. Toda la estructura de Venezuela se mudó al país vecino, al centro de Bogotá, en Colombia, y posteriormente llegaron las nuevas filiales en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y Santiago de Chile, sumándose a la pequeña base en Neuquén (Argentina), y dando hoy los primeros pasos en Lima (Perú). Weisz acumuló infinita cantidad de experiencias en el extranjero, con obras realizadas o instrumentos comercializados en países y zonas tan diversas como la selva colombiana, el norte de México y hasta Turkmenistán (en Asia, a orillas del Mar Caspio, al norte de Irán).

Weisz, la historia se sigue escribiendo

La idiosincrasia de Weisz está centrada en la ingeniería y la industria, con un alto espíritu productivo y de realización de producto y servicio. Actualmente, la empresa divide su accionar en dos: división de productos, por un lado, y de proyectos y servicios, por otro. Son dos áreas diferentes que conviven, y no necesariamente deben interactuar mancomunadas en cada uno de los proyectos. Esta doble faceta le permite conocer el mercado con mayor detalle y ofrecer para cada aplicación la solución más beneficiosa, logrando de esta manera dejar de ser un simple proveedor para convertirse en “asesor confiable” de cada uno de sus clientes.
Dentro de las líneas de producto comercializadas, están aquellas fabricadas por Weisz (instrumentos de medición de temperatura, presión y elementos primarios de caudal) y aquellas que las complementan, provenientes de centros especializados de diversos países: se destacan allí Warom (fabricante de materiales eléctricos para áreas clasificadas), Keller (fabricante de transmisores de presión y manómetros) y PR Electronics (fabricante de transmisores de temperatura, acondicionadores de señales y barreras de seguridad intrínseca). La empresa ofrece así un espectro amplio de instrumentos, equipos y proyectos, que incluye materiales y equipos para atender todo tipo de industrias con productos robustos de alta calidad y precios competitivos, proveyendo a empresas de ingeniería, construcción, minería, gas, petróleo, agroindustria, química, petroquímica, etc.
Y si de presente se trata, no puede faltar la mención al laboratorio de Weisz, que comenzó sus actividades en el año 2004 y hoy forma parte de la red SAC (Servicio Argentino de Calibración y Medición, dependiente del INTI —Instituto Nacional de Tecnología Industrial—).
El proyecto nació para respaldar los productos que Weisz comercializaba, de este modo la primera actividad de esta división estuvo relacionada con la calibración de presión y temperatura. Luego, como todo en la historia de esta empresa, una nueva actividad termina siendo el germen de la siguiente, traccionado por las necesidades de distintos clientes se fueron incorporando cada día más variables; así sumado a presión y temperatura, el laboratorio de Weisz hoy cuenta con capacidad para calibrar variables eléctricas, caudal, dimensional, fuerza, variables analíticas, densidad, masa, volumen, tiempo.

Amplia gama de productos, extensa trayectoria, gran capacidad productiva instalada, un área completa de desarrollo de proyectos y servicios de ingeniería; un laboratorio certificado por el INTI, y una presencia que se extiende por toda Latinoamérica con el mismo grado de profesionalismo: así es Weisz en 2018, cincuenta años después de que Juan Pedro decidiera comenzar con un proyecto propio, y con una tercera generación que ya comienza a dar sus primeros pasos en la empresa. Esta historia continuará.

 
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