Noticia | “Chau, Tito”

Por Carlos Kirschbaum
Departamento de Luminotecnia, Luz y Visión
Universidad Nacional de Tucumán

Hace 50 años nos conocimos con Ernesto “Tito” Diz en circunstancias que caracterizaron mis inicios en el campo de la iluminación. Tito era entonces un experimentado iluminador teatral, con el correr del tiempo fue extendiendo su actividad y experiencia transcendiendo la escena de los teatros para incursionar en muchas áreas, demostrando en los hechos la riqueza de las aplicaciones del diseño de iluminación.
En los escenarios realizó excelentes muestras, iluminando diversos géneros y destacándose en la ópera; luego sumó proyectos diversos en la iluminación urbana: las cúpulas de muchos edificios y torres de la Capital Federal llevan su sello, como también innumerables hoteles, como el Faena en Puerto Madero, que es una expresión acabada de cómo utilizar el enfoque teatral en la iluminación de fachadas, restaurantes, recepciones y habitaciones. Igual ocurrió con numerosos bares temáticos de Buenos Aires, que recibieron el toque creativo y exquisito del diseño de Diz.
El área de proyecto, montaje y control de la iluminación, sonido y maquinaria teatral fue otra de sus especialidades, lo atestiguan los teatros Argentino de La Plata, Colón y San Martín de Buenos Aires, entre otros, como también numerosas salas de provincias. Quedó trunco el proyecto de la iluminación del auditorio de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), obra a la que yo lo había invitado, matizando los momentos de retiro en los que transcurría su vida estos últimos años, y para saldar una vieja deuda con el disfrute de sus conocimientos y sensibilidad que, por diversas circunstancias, no pudo materializar en Tucumán.

En muchos de sus proyectos, los artefactos que utilizaba eran creación propia, en los que volcaba sus conceptos de diseño de luminarias a partir de un enfoque que regía su actividad como diseñador: el ojo lumínico.
La docencia fue otra área de su rica trayectoria. En la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires fue profesor titular de un taller de Diseño de iluminación que hoy es un clásico en la oferta electiva de la unidad académica. Nosotros, de la Escuela de Postgrado en Luz y Visión de la UNT, lo contamos como profesor invitado en varias oportunidades.
Tito era un autodidacta respetuoso del valor de la capacitación y especialización, criterio que aplicó con sus colaboradores en su estudio. En ese sentido, fue un pionero en la creación de oportunidades laborales para arquitectos, ingenieros y diseñadores, ofreciendo además becas a varios candidatos, y también lo manifestó con reiteradas solicitudes de asesoramiento técnico y teórico al Departamento de Luminotecnia, Luz y Visión UNT.
Pero sus visitas a Tucumán estaban motivadas además por el placer de la convivencia con amigos y discípulos con los que compartía prolongadas charlas y reuniones, el contacto con la exuberante y variada naturaleza tucumana y, en particular, por el sabor de las empanadas.
Fue un motivador nato, generoso y creador por lo que el duelo que implica escribir este texto sobre su muerte no me provoca tristeza sino alegría por haberlo conocido.

Nota del editor: El 28 de octubre, Luminotecnia tuvo la oportunidad de intercambiar unas palabras con Ernesto Diz, en el marco de la inauguración de un laboratorio de luminotecnia que lleva su nombre, un aula para los estudiantes de Diseño de Iluminación de Espectáculos de la Universidad Nacional de las Artes. La nota se publicó en Luminotecnia 130, de noviembre-diciembre de 2015, y está disponible también en www.editores-srl.com.ar/revistas/lu/130/una_luz_de_grado

 

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