Científicos del ITWM de Fraunhofer han desarrollado un innovador sistema de gestión de la energía que conecta los sistemas fotovoltaicos, las baterías, las bombas de calor y los coches eléctricos para suministrar energía tanto a casas unifamiliares como a barrios enteros con energía renovable producida localmente.
En Holanda, las casas flotantes tradicionales están evolucionando de forma inteligente y respetuosa con el medio ambiente. ¿Cómo? Gracias a un innovador sistema de gestión de energía capaz de proporcionar a las viviendas un suministro fiable y constante de energía verde local, principalmente fotovoltaica.
Un verdadero cerebro capaz de dar autonomía a las nuevas comunidades de energía renovable incluso en días más oscuros y sin sobrecargar la línea de energía compartida.
Esto ha sido logrado por los socios del proyecto “Grid Friends“, una iniciativa de investigación en la que también participó el Instituto Alemán ITWM de Fraunhofer.
Hemos modificado nuestro programa de gestión de la energía para casas unifamiliares para diseñar un sistema para comunidades energéticas grandes. Controla los sistemas fotovoltaicos, las bombas de calor, y recarga las baterías de los coches eléctricos y domésticos, apoyando así también el acoplamiento del sector.
Matthias Klein.
La estructura del nuevo cerebro, explican los científicos del ITWS, es modular: cada módulo puede ser instalado individualmente, pero una vez conectado a los otros, funciona como un único centro de gestión. Su tarea es analizar el sistema constantemente, segundo a segundo, para determinar de donde viene y donde va la energía. El proyecto se probó en una pequeña comunidad de treinta casas flotantes en Ámsterdam, cada una de ellas equipada con paneles solares, bombas de calor y baterías.
El sistema redirige la energía solar a las necesidades de la comunidad o de los sistemas de almacenamiento, y cambia a baterías una vez que el sol se pone, operando casa por casa de acuerdo al consumo en tiempo real.
Y eso no es todo. El proyecto ha dotado a cada módulo de inteligencia y de un modelo predictivo capaz de aumentar la eficiencia de las baterías. En primer lugar, determina, en base a los datos meteorológicos, cuánta energía deben producir los sistemas fotovoltaicos en las siguientes horas y la cantidad de energía térmica que probablemente se consumirá. A continuación, regula el almacenamiento en base a esos datos. Por ejemplo, los sistemas fotovoltaicos no pueden funcionar a pleno rendimiento cuando el cielo está nublado: en estas condiciones el sistema de gestión espera a que vuelva el buen tiempo antes de empezar a almacenar la electricidad.
Ya tenemos unos 70 de nuestros sistemas instalados tanto en casas unifamiliares como en empresas, y una planta de tratamiento de aguas residuales. Mientras que el sistema de Amsterdam gestiona potencias máximas hasta 250 kilovatios, muchas de las versiones de funcionamiento ya controlan 150 kilovatios.
Más información: www.fraunhofer.de