Marcelo Petrelli
Presidente de AADECA
¿Se podría decir que Marcelo Petrelli sabe estar en funciones? Quizá sea esa una aproximación adecuada a su persona. También que es un hombre de actos. ¡Y de palabras! O que se sabe poner al frente y despertar el interés de sus interlocutores. Un tipo que merece ser aplaudido.
Que no se malinterprete, no es que queremos hablar tan empalagosamente de nuestro presidente. Ocurre que Marcelo, además de ser ingeniero (con MBA incluido), gerente general de Balluff Argentina, docente universitario y presidente de AADECA, gusta de actuar en espectáculos de Stand Up.
Así es, varias noches de su vida, este señor se quita su vestuario de ingeniero y se pone en la piel de un “estandapero”; se sube al escenario de algún teatro (de esos que abundan en la ciudad de Buenos Aires), se presenta y no enseña nada: solo dice su monólogo y hace reír. Se ríe él, se ríe su público. Nos reímos todos.
Esto es extraño: ¿quiere decir que podemos mandarle “merde”* a nuestro propio presidente y se va a poner contento? Antes de sacar conclusiones apresuradas, que él mismo nos cuente su experiencia...
¿Hace cuánto tiempo que hace Stand Up?
Empecé mi curso en agosto de 2018 e hice mi debut en diciembre de ese año. Me gusta mucho el género y siempre quise probar si podía hacerlo.
¿En qué lugares actuó y ante cuánta gente?
Al iniciarse en el Stand Up uno descubre que los lugares y los públicos son muy variados. Uno puede hacer actuaciones en un bar para cuatro personas o en el Paseo la Plaza para cincuenta. Yo he pasado por todas esas experiencias. Todas son distintas y todas son muy buenas.
¿Qué sensaciones tiene cuando está arriba del escenario?
Arriba del escenario uno está bastante concentrado en tres cosas: el texto, el público y disfrutar. Uno hace esto para disfrutarlo y esa es la sensación principal.
¿Cómo es su proceso de escritura y ensayo de sus monólogos?
Los monólogos se refieren a lo cotidiano, así que el proceso parte de una tormenta de ideas, de la cual surgen las premisas que uno va a ir elaborando. Luego viene la búsqueda de los remates cómicos para esas premisas. Después empieza el pulido de ese texto, el balance de palabras. Es un proceso largo e iterativo. No es lineal. En cuanto al ensayo, una vez memorizado el texto se trabaja mucho frente al espejo para mejorar lo gestual.
¿Quiere compartir alguna anécdota?
Antes de comenzar a escribir, estaba en la búsqueda de mi personaje. Saber cómo el publico lo ve a uno es fundamental. Y en general la autoevaluación es un error: uno cree cosas de sí mismo que no condicen con lo que creen los demás. Yo creía que era un tipo de mucha gesticulación (desciendo de italianos) y de aspecto más joven que mis 57 años, pero hice un ejercicio con un grupo de estudiantes de Stand Up que no me conocían y ¡qué desilusión! ¡¡Me veían cerca de la jubilación!!, ¡¡¡con nietos!!! y muy poco demostrativo. Hoy en mi monólogo hablo de lo viejo que estoy (aunque me sigo sintiendo joven) y de lo serios que somos los ingenieros.
¿Qué le diría a alguien que quiere seguir sus pasos?
¡Que se anime! Es una experiencia extraordinaria. Cuando uno se baja del escenario quiere subir de nuevo. Pero que lo haga con compromiso. Me refiero a hacer un curso y dedicarle tiempo.
* En la jerga teatral es común desear “mierda” (o “merde” para los más afrancesados), como sinónimo de “suerte”.